El apretón de manos se ha
utilizado como el gesto característico a llevar a cabo para cerrar un acuerdo,
concluir negocios, iniciar un saludo o una despedida. Ya los romanos se cogían
el antebrazo para expresar promesas o veracidad en sus palabras.
Trabajos
citados
Hasta ahora sabíamos que durante
dicho gesto se transmite y percibe mucha información en función de la
apariencia de las manos y uñas (actividad laboral, autoestima), de la textura o
dureza de las manos (actividad laboral probable), de la sequedad o humedad de
las mismas (grado de nerviosismo o problemas relacionados con la hiperhidrosis
palmar), de la duración de dicho gesto (grado de interés y emotividad), de la
mayor o menor presión con que se ejerza dicho apretón (grado de dominio) o por la forma de disponer la mano (actitud
dominante, sumisa o colaboradora). Pues bien, según pone de manifiesto un
reciente estudio del Departamento
de Neurobiología del
Weizmann Institute of Science, Rehovot, Israel, (Frumin, y otros, 2015) , parece ser que
durante dicho acto también aprovechamos para tomar “muestras” de los olores que
nos transmite la otra persona. Según este estudio, publicado en la revista
“eLife”, durante el apretón de manos transmitiríamos y recibiríamos señales
químicas, por lo que podríamos afirmar que, durante el gesto más característico
del saludo, también percibimos información social a través del olfato.
Estos autores sugieren que una
de las razones por las que tradicionalmente se lleva a cabo este gesto sería la
de conocer (“degustar”) los olores de nuestro interlocutor. Sin ser conscientes
de ello, el apretón de manos nos ofrecería una manera socialmente aceptable de comunicarnos
a través del sentido del olfato. Otros animales, como los perros o las ratas, huelen
a sus congéneres en una situación social. En el caso del hombre, el apretón de
manos, también se emplearía como una forma de conocimiento del otro a través del
olfato, pero por motivos ético-sociales ese uso del olfato se lleva a cabo de
manera mucho más discreta.
Según se desprende de este
estudio, no solo nos olemos las propias manos con cierta frecuencia de forma no
consciente, sino que además después de darle la mano a otra persona, nos las
olfateamos durante un mayor espacio de tiempo. En el estudio participaron unas
280 personas que fueron recibidas por otra persona, con o sin apretón de manos.
Mediante cámaras ocultas se grabaron las escenas para comprobar cuántas veces
los individuos se tocaban la cara tras el saludo, resultando que éstos
olfateaban constantemente sus propias manos manteniéndolas próximas a la nariz aproximadamente
en el 22 por ciento de los casos. Los individuos que fueron recibidos con un
apretón de manos, incrementaron significativamente el gesto de tocarse la cara
con la mano con la que había efectuado el saludo (la derecha) y curiosamente
ese comportamiento sólo se llevó a cabo cuando el sujeto al que se saludada era
del mismo sexo. Estos autores encontraron que después de darle la mano a
alguien del sexo opuesto, los sujetos del experimento se olieron más la mano con
la que no habían llevado a cabo el saludo (la izquierda). Sabemos que el
sentido del olfato juega un papel clave en las interacciones con el sexo
opuesto y que las señales químicas de los humanos desempeñan un papel fundamental
en cuestiones como la selección de pareja.
Los experimentadores además
manipularon la situación introduciendo artificialmente diferentes olores en el
experimento. Por ejemplo, a los sujetos que estrechaban su mano se les puso un
perfume unisex, aumentando entonces el olfateo de la mano, ocurriendo lo
contrario, cuando se les perfumó con olores derivados de hormonas sexuales (la
inhalación disminuyó), confirmando así la naturaleza olfativa del
comportamiento del apretón de manos.
Pero el gesto de tocarse la
cara, un gesto autoadaptador, podría
deberse a la incomodidad o estrés que podía estar provocando la situación
experimental. Para descartar esta posibilidad y demostrar que el gesto de
tocarse la cara era una manera de olfatear sutilmente la mano tras el contacto,
a los participantes del experimento se les colocaron unos catéteres nasales que medían el flujo de aire inhalado mientras se
producía dicho gesto; detectándose que cuando la mano que había efectuado el
apretón estaba en las proximidades de la nariz, el flujo de aire inhalado era
el doble que cuando se llevaba a cabo este gesto sin haberse producido el
apretón de manos. En definitiva, lo que este experimento demostró es que los
apretones de manos son una manera sutil de buscar activamente señales químicas
sociales de los otros.
Para investigar si el hecho
de dar la mano a otra persona transfiere olores corporales, los investigadores,
hicieron que los sujetos participantes en dicho estudio, utilizaran un guante para dar la mano y luego
comprobar qué residuos odoríferos quedaban en los guantes. Encontraron que un
apretón de manos por sí solo es suficiente para la transferencia de varios
olores conocidos que sirven como señales
químicas significativas en los mamíferos, en concreto encontraron que el escualeno
y el ácido
hexadecanoico, productos
químicos que juegan un papel importante en la señalización social en perros y
roedores, se habían transferido a los guantes.
Conclusiones:
- Los apretones de manos pueden transferir moléculas
relevantes a la piel del otro
- Los humanos frecuentemente nos olfateamos las manos
tras el gesto del saludo
- Nos olemos más la mano tras los apretones de manos con
personas del mismo género
- Contaminar a los experimentadores con olores altera el
efecto
(*)Todas
las imágenes pertenecen al artículo de Idan Frumin, Ofer Perl,
Yaara Endevelt-Shapira, Ami Eisen, Neetai Eshel, Iris Heller, Maya Shemesh, Aharon Ravia, Lee Sela, Anat Arzi, Noam Sobel. A
social chemosignaling function for human handshaking. eLife (2015). DOI:
10.7554/eLife.05154
Trabajos
citados
Frumin, I., Perl, O., Endevelt-Shapira, Y., i Eisen,
A., Eshel, N., Heller, I., . . . Sobel, N. (2015). A social
chemosignaling function for human handshaking. eLife, DOI:
10.7554/eLife.05154.
Accesible en http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4345842/