La ergonomía afecta a la postura corporal y puede predisponer a comportamientos ilícitos como el robo, el engaño o las infracciones de tráfico.
Los seres humanos, al igual que otros animales, expresan el poder a
través de posturas abiertas, posturas expansivas; la impotencia sin embargo la expresan a través de posturas cerradas, contraídas. Pero ¿adoptar posturas que
denotan poder pueden provocar sentir
realmente esas sensaciones?
Imagen incluida en el artículo de Carney, D. R., Cuddy, A. J., & Yap, A. J. (2010). Power posing: brief nonverbal
displays affect neuroendocrine levels and risk tolerance. Psichologycal
Science, 21(10), 1363-1368.
Los resultados de un estudio sobre la
influencia del cuerpo en la mente (Carney, Cuddy, & Yap,
2010)
parecen confirmar que las posturas que transmiten alto poder, a
diferencia de las posturas que transmiten lo contrario, causarían cambios neuroendocrinos, lo que afectaría al comportamiento tanto de hombres como
de mujeres: las poses de alto poder provocarían elevaciones de los niveles de testosterona (hormona de la
dominación) y la disminución de los
niveles de cortisol (hormona
del estrés), así como una mayor
sensación de poder y tolerancia
al riesgo; en cambio los individuos que adoptaron poses de bajo poder exhibieron un patrón opuesto. En resumen, el estudio postula que adoptar durante unos minutos poses
de dominio y poder provoca cambios
fisiológicos, psicológicos y
conductuales.
Además, investigaciones posteriores (Yap, Wazlawek, Lucas,
Cuddy, & R., 2013) encontraron que el
diseño ergonómico de ciertos elementos de fabricación
humana puede tener influencias en el pensamiento, sentimientos
y comportamiento. En la investigación que se cita, se
analizó el impacto de los entornos
físicos en el comportamiento deshonesto.
A través de cuatro estudios, probaron
si ciertas configuraciones (posturas corporales), por cierto, impuestas por el medio ambiente, inducían a un aumento del comportamiento
deshonesto. Los tres primeros experimentos mostraron que los
individuos que asumieron posturas
expansivas (de manera consciente o inconscientemente) eran más propensos a
robar un dinero, hacer trampa en un examen, o a cometer infracciones
de tráfico en una situación
simulada de conducción. Los resultados mostraron que
la percepción subjetiva de los participantes de esa sensación de poder correlacionaría con el
vínculo entre la expansividad postural
y deshonestidad.
El cuarto estudio
reveló que los automóviles con el asiento del conductor más expansivo, contribuían a adoptar comportamientos por parte
de los conductores tendentes a estacionar dichos vehículos
en lugares no autorizados de las calles de la ciudad de Nueva York. En resumen, los resultados sugirieron que,
en primer lugar, los entornos que permiten, sin darse cuenta,
adoptar posturas de expansión del cuerpo pueden llevar a los sujetos a sentirse más poderosos, y en segundo lugar, esos sentimientos de poder pueden provocar un comportamiento ilícito.
Carney, D. R., Cuddy, A. J.,
& Yap, A. J. (2010). Power posing: brief nonverbal displays affect
neuroendocrine levels and risk tolerance. Psichologycal Science, 21(10),
1363-1368.
Yap, A. J.,
Wazlawek, A. S., Lucas, B. J., Cuddy, A. J., & R., C. D. (2013). The
ergonomics of dishonesty: the effect of incidental posture on stealing,
cheating, and traffic violations. Psychologycal
Science, 24(11), 2281-2289.