Son
muchas las razones por las cuales el engaño es difícil de ser detectado. En
primer lugar, nadie nos ha preparado para que seamos buenos “detectores” de
mentiras. Además, por regla general, preferimos no pillar a un mentiroso porque
una actitud suspicaz enriquece menos la vida que una actitud de confianza (Ekman, 2009). Así, en muchas ocasiones, las
personas preferimos hacer lo que haría el avestruz, “esconder la cabeza”, mirar
para otro lado, en lugar de tratar de descubrir la verdad y enfrentarnos a sus
posibles consecuencias.
Pero
además no existen señales fiables (verbales y no verbales) que estén vinculadas
únicamente con el engaño. No existe esa nariz de Pinocho (DePaulo, Lindsay, Malone, Muhlenbruck, Charlton y
Cooper, 2003), como señal única en la que poder confiar consistentemente
para saber si un individuo está mintiendo. Es más, existen creencias y libros
que mantienen que determinadas señales están vinculadas a la mentira, cuando
esto no es así (evitación del contacto ocular, mirar arriba y a la derecha,
hacer pausas, los cambios posturales, etc.). Los estudios rigurosos sobre esta
materia (metanálisis) lo que han puesto de manifiesto es que las diferencias de
conducta entre los sujetos que mienten y los que dicen la verdad suelen ser
pequeñas. Así sabemos que, los sujetos que mienten, suelen proporcionar menor
número de detalles, sus respuestas son menos plausibles y llevan a cabo menos
gestos ilustradores. Pero el tamaño del efecto promedio encontrado entre estos
indicadores y el engaño es pequeño (Cohen, 1977).
Otro
motivo añadido es que el mentiroso, sobre todo cuando el engaño tiene gran
trascendencia, tratará de evitar ser detectado y procurará parecer creíble, relatando
una historia plausible y tratando de controlar su comportamiento (que podría
delatarle). Así, evitará exhibir comportamientos que, bajo su punto de vista, puedan
crear una impresión deshonesta en los demás. Además, en sus relatos,
normalmente mezclará verdades y mentiras, pudiendo resultar la mayor parte del
relato una verdad comprobable (Hartwig y Bond,
2011).
Por
último, existen individuos que no experimentan emociones cuando están mintiendo
(placer, miedo, sentimiento de culpabilidad), tienen un cociente intelectual
muy alto, la mentira no les supone mayor carga cognitiva (inventar sobre la
marcha una respuesta plausible es complejo), o son excelentes actores (Ekman P., 1997) y dan muestras de aparente honestidad
ante las preguntas planteadas.
A
esto podríamos añadir el uso de técnicas que, a nivel policial, se han empleado
erróneamente en muchas ocasiones. Me refiero a estilos de entrevistas o de
interrogatorios más bien acusatorios e incómodos (técnica Reid), en lugar de basados en un enfoque de recopilación de
información. Hoy sabemos que los enfoques coercitivos pueden llevar a personas
inocentes a confesar crímenes que nunca cometieron. Así, parece conveniente
tratar de crear un clima de calidez (física y psicológica) que facilite la
comunicación. Por ello, las últimas investigaciones ponen de manifiesto la
importancia de llevar a cabo manipulaciones ambientales que faciliten la
revelación de información, en línea con un enfoque de recolección de
información más efectivo (Hoogesteyn, Meijer,
Vrij y Merckelbach, 2018).
Trabajos citados
Cohen, J. (1977). Statistical power analysis for the
behavioral sciences. New York: Academic Press.
DePaulo, B. M., Lindsay, J. J., Malone, B. E., Muhlenbruck,
L., Charlton, K., & Cooper, H. (2003). Cues to Deception. Psychologycal Bulletin , 129 (1),
74-118.
Ekman, P. (2009). Cómo
detectar mentiras. Una guía práctica para utilizar en el trabajo, la política
y la pareja (Segunda ed.). (L. Wolfson, Trad.) Barcelona: Paidós.
Ekman, P. (1997). Deception, lying, and demeanor. En D. F.
Halpern, & V. A. E (Edits.), States of mind: American and post-Soviet
perspectives on contemporary issues in psychology (págs. 93-105). New York: Oxford University Press.
Hartwig, M., & Bond, C. F. (2011). Why do lie-catchers
fail? A lens model meta-analysis of human lie judgments. Psychological
Bulletin , 19, 643-659.
Hoogesteyn, k., Meijer, E., Vrij, A., & Merckelbach, H.
(2018). Improving the Disclosure of Information in an Investigative
Interview: Rapport building and the Physical Environment. Recuperado el 22 de mayo de 2018, de
http://www.in-mind.org/article/improving-the-disclosure-of-information-in-an-investigative-interview-rapport-building-and