miércoles, 4 de mayo de 2016

El emblema de la mano sobre el corazón

El gesto emblemático de llevar la mano al corazón se asocia a la honestidad. Las personas que llevan a cabo ese gesto se perciben como más sinceras y honestas, pero además se comportan de manera más honesta. Al menos eso es lo que han demostrado, a través de 4 experimentos publicados en el artículo Hand over Heart Primes Moral Judgments and Behavior, los investigadores polacos Michal Parzuchowski y Bogdan Wojciszke (2014).


Según estos autores, observar a una persona que realiza el gesto de llevarse la mano al corazón hace que sea percibida por los demás como más honesta (experimentos 1 y 2). Pero también, llevar a cabo ese gesto, puede influir en las propias acciones complejas del individuo que lo realiza y hacer que se comporten de manera más honesta (experimentos 3 y 4). Además, sugieren que esta influencia no es mediada por cambios en el estado afectivo del sujeto.  

Desde los tiempos de Aristóteles la gente ha identificado simbólicamente el corazón como el núcleo emocional o moral del ser humano (Bakalis, 2005). Actualmente, en muchas culturas, se asocia el gesto de colocar una mano sobre el corazón a la honestidad, indicando con ello que el sujeto que lo realiza tiene intenciones genuinas, o que está dando su palabra de honor, o que está prometiendo lealtad (Eibl-Eibesfeldt, 1966). Otra prueba de ello es que en muchos idiomas existen expresiones lingüísticas que hacen referencia al corazón, o al gesto de llevarse la mano al corazón (“con la mano en el corazón…”, “te lo digo de corazón”, “desde el corazón te digo…”). para tratar de poner énfasis en la sinceridad y honestidad de quien pronuncia determinadas palabras.

Veamos los detalles de los dos primeros experimentos.

Experimento 1

Con este primer experimento trataban de demostrar que el gesto de llevarse la mano al corazón comunica honestidad y sinceridad, es decir que es un gesto emblemático de honestidad entre la población polaca. Para ello, a través de una web, pidieron a 118 sujetos (85 mujeres) que hicieran una breve descripción abierta sobre una persona que aparecía en una fotografía realizando un determinado gesto. En concreto, a un grupo de sujetos se les pidió que anotaran los 5 rasgos que le vinieran a la mente y que les transmitía la imagen de una joven con la mano sobre su corazón. Como los rasgos asociados a la honestidad podrían inferirse de los rasgos faciales de la persona fotografiada y no de sus gestos (Todorov, 2011),  también introdujeron una condición de control y aleatoriamente a otros sujetos les pidieron lo mismo, pero con respecto a la fotografía de la misma persona (expresión facial, postura e iluminación idénticas) con la mano sobre su estómago (gesto emblemático del dolor de estómago).


Fotografías utilizadas en el experimento 1. Tomadas del artículo original (Parzuchowski & Wojciszke, 2014)

Aleatoriamente 74 personas describieron a la joven con la mano sobre el corazón y 44 a la joven con la mano en el estómago. Posteriormente, empleando el método ciego, dos jueces independientes (hombre y mujer) analizaron los 118 rasgos incluidos en primer lugar por los participantes en el estudio (primera característica en la descripción) y clasificaron de manera dicotómica ese primer rasgo como perteneciente a la honestidad o no (correlación interjueces  r  = 0,68; p  <0,001). Los resultados obtenidos fueron que el 49% de los participantes que describieron a la persona que realizaba el gesto de la mano sobre el corazón (36 de 74), emplearon términos relativos a la honestidad como primer rasgo en dicha descripción, frente al 18% que lo hicieron en la condición de control (8 de los 44). Estos resultados apoyan la hipótesis de que el gesto de llevarse la mano al corazón es visto como una señal sinceridad o de honestidad, estableciéndose un vínculo entre el gesto y la honestidad percibida. También sugieren que se puede comunicar de manera eficiente la honestidad sin lenguaje, solo por la mera utilización de un gesto emblemático.


Experimento 2

Mediante un segundo experimento trataron de valorar hasta qué punto realizar una persona el gesto emblemático de honestidad, hace que los demás le perciban como más creíble. Para ello se pidió a 37 estudiantes universitarios (20 mujeres) que escucharan una grabación de audio sobre una entrevista de trabajo, donde durante 4 minutos una joven hacía una descripción de sí misma. Mientras escuchaban dicha grabación observaban la fotografía de la mujer entrevistada: una joven con la mano derecha sobre el corazón o a la misma joven con los brazos detrás de la espalda (condición de control). En la descripción escuchaban afirmaciones que eran frases tomadas de una versión polaca de la Escala de Conveniencia Social de Crowne y Marlowe (1960): "nunca he llegado tarde al trabajo", “nunca pospongo algo para el futuro", “yo siempre cumplo mis promesas", "soy amable con todos", "siempre respondo a las cartas", "nunca he robado algo a alguien", "yo nunca he llamado enfermo " y "nunca he discutido con los miembros de mi familia". Cada una de estas declaraciones fue evaluada en credibilidad en una escala de 7 puntos (que va desde 1- Esto no es en absoluto creíble, hasta 7- Esto es muy creíble).


Fotografías utilizadas en el experimento 2. Tomadas del artículo original (Parzuchowski & Wojciszke, 2014)

Resultó que la valoración de la credibilidad de la persona que realizaba el gesto emblemático de honestidad fue más alta (M  = 4,68; SD = 0,64) que la de la misma persona con las dos manos detrás de la espalda (M  = 4,17; SD = 0,79). Estos resultados corroboran los obtenidos en el experimento número 1, en el sentido de que las personas perciben el gesto de la mano en el corazón como un gesto de honestidad. También ponen de manifiesto que una persona que realiza este gesto se percibe como más creíble, aunque sus declaraciones no sean muy creíbles (frases favorecedoras de su propia imagen realizadas durante la entrevista).

Trabajos citados

Bakalis, A. (2005). Handbook of Greek philosophy: From Thales to the Stoics analysis and fragments. Victoria: Trafford.

Crowne, D. P., & Marlowe, D. (1960). A new scale of social desirability independent of psychopathology. Journal of Consulting Psychology , 24, 349-354.

Eibl-Eibesfeldt, I. (1966). Love and hate. The natural history of behavior patterns. . New York: Aldine.

Parzuchowski, M., & Wojciszke, B. (2014). Hand over Heart Primes Moral Judgments and Behavior. Journal Nonverbal Behavior , 38, 145-165.

Todorov, A. (2011). Evaluating faces on social dimensions. En A. Todorov, S. T. Fiske, & D. (. Prentice, Social neuroscience: Toward understanding the underpinnings of the social mind. Oxford: University Press.