jueves, 20 de agosto de 2015

El apretón de manos como manera sutil de buscar señales químicas sociales

El apretón de manos se ha utilizado como el gesto característico a llevar a cabo para cerrar un acuerdo, concluir negocios, iniciar un saludo o una despedida. Ya los romanos se cogían el antebrazo para expresar promesas o veracidad en sus palabras.

Hasta ahora sabíamos que durante dicho gesto se transmite y percibe mucha información en función de la apariencia de las manos y uñas (actividad laboral, autoestima), de la textura o dureza de las manos (actividad laboral probable), de la sequedad o humedad de las mismas (grado de nerviosismo o problemas relacionados con la hiperhidrosis palmar), de la duración de dicho gesto (grado de interés y emotividad), de la mayor o menor presión con que se ejerza dicho apretón (grado de dominio)  o por la forma de disponer la mano (actitud dominante, sumisa o colaboradora). Pues bien, según pone de manifiesto un reciente estudio del Departamento de Neurobiología del Weizmann Institute of Science, Rehovot, Israel, (Frumin, y otros, 2015), parece ser que durante dicho acto también aprovechamos para tomar “muestras” de los olores que nos transmite la otra persona. Según este estudio, publicado en la revista “eLife”, durante el apretón de manos transmitiríamos y recibiríamos señales químicas, por lo que podríamos afirmar que, durante el gesto más característico del saludo, también percibimos información social a través del olfato.

 
 
Estos autores sugieren que una de las razones por las que tradicionalmente se lleva a cabo este gesto sería la de conocer (“degustar”) los olores de nuestro interlocutor. Sin ser conscientes de ello, el apretón de manos nos ofrecería una manera socialmente aceptable de comunicarnos a través del sentido del olfato. Otros animales, como los perros o las ratas, huelen a sus congéneres en una situación social. En el caso del hombre, el apretón de manos, también se emplearía como una forma de conocimiento del otro a través del olfato, pero por motivos ético-sociales ese uso del olfato se lleva a cabo de manera mucho más discreta.
Según se desprende de este estudio, no solo nos olemos las propias manos con cierta frecuencia de forma no consciente, sino que además después de darle la mano a otra persona, nos las olfateamos durante un mayor espacio de tiempo. En el estudio participaron unas 280 personas que fueron recibidas por otra persona, con o sin apretón de manos. Mediante cámaras ocultas se grabaron las escenas para comprobar cuántas veces los individuos se tocaban la cara tras el saludo, resultando que éstos olfateaban constantemente sus propias manos manteniéndolas próximas a la nariz aproximadamente en el 22 por ciento de los casos. Los individuos que fueron recibidos con un apretón de manos, incrementaron significativamente el gesto de tocarse la cara con la mano con la que había efectuado el saludo (la derecha) y curiosamente ese comportamiento sólo se llevó a cabo cuando el sujeto al que se saludada era del mismo sexo. Estos autores encontraron que después de darle la mano a alguien del sexo opuesto, los sujetos del experimento se olieron más la mano con la que no habían llevado a cabo el saludo (la izquierda). Sabemos que el sentido del olfato juega un papel clave en las interacciones con el sexo opuesto y que las señales químicas de los humanos desempeñan un papel fundamental en cuestiones como la selección de pareja.

Los experimentadores además manipularon la situación introduciendo artificialmente diferentes olores en el experimento. Por ejemplo, a los sujetos que estrechaban su mano se les puso un perfume unisex, aumentando entonces el olfateo de la mano, ocurriendo lo contrario, cuando se les perfumó con olores derivados de hormonas sexuales (la inhalación disminuyó), confirmando así la naturaleza olfativa del comportamiento del apretón de manos.




Pero el gesto de tocarse la cara, un gesto autoadaptador,  podría deberse a la incomodidad o estrés que podía estar provocando la situación experimental. Para descartar esta posibilidad y demostrar que el gesto de tocarse la cara era una manera de olfatear sutilmente la mano tras el contacto, a los participantes del experimento se les colocaron unos catéteres nasales que medían el flujo de aire inhalado mientras se producía dicho gesto; detectándose que cuando la mano que había efectuado el apretón estaba en las proximidades de la nariz, el flujo de aire inhalado era el doble que cuando se llevaba a cabo este gesto sin haberse producido el apretón de manos. En definitiva, lo que este experimento demostró es que los apretones de manos son una manera sutil de buscar activamente señales químicas sociales de los otros.

Para investigar si el hecho de dar la mano a otra persona transfiere olores corporales, los investigadores, hicieron que los sujetos participantes en dicho estudio, utilizaran un guante para dar la mano y luego comprobar qué residuos odoríferos quedaban en los guantes. Encontraron que un apretón de manos por sí solo es suficiente para la transferencia de varios olores conocidos que sirven como señales químicas significativas en los mamíferos, en concreto encontraron que el escualeno y el ácido hexadecanoico,  productos químicos que juegan un papel importante en la señalización social en perros y roedores, se habían transferido a los guantes.




Conclusiones:

- Los apretones de manos pueden transferir moléculas relevantes a la piel del otro

- Los humanos frecuentemente nos olfateamos las manos tras el gesto del saludo

- Nos olemos más la mano tras los apretones de manos con personas del mismo género

- Contaminar a los experimentadores con olores altera el efecto 

(*)Todas las imágenes pertenecen al artículo de Idan Frumin, Ofer Perl, Yaara Endevelt-Shapira, Ami Eisen, Neetai Eshel, Iris Heller, Maya Shemesh, Aharon Ravia, Lee Sela, Anat Arzi, Noam Sobel. A social chemosignaling function for human handshaking. eLife (2015). DOI: 10.7554/eLife.05154 

Trabajos citados


Frumin, I., Perl, O., Endevelt-Shapira, Y., i Eisen, A., Eshel, N., Heller, I., . . . Sobel, N. (2015). A social chemosignaling function for human handshaking. eLife, DOI: 10.7554/eLife.05154.